Un día cualquiera y eres "la alegría de la calle"

 Ayer, como buena pata que se ocupa de su nido salí al mercado. Tras muchos días de estar encerrada en casa y saliendo únicamente para ir a trabajar, decidí dar una alegría la nevera e ir a comprar porque el frigorífico lucía triste y desangelado.  A penas unos pimientos mustios, un resto de comida en un táper, unas botellas de vino casi acabadas del uso en cazuelas y guisos, alguna fruta  endurecida por el frio.

Ante la llegada inminente de uno de los patitos había que ir de compras. Con mas frio que ganas me restaure mínimamente. Has leído bien, con la edad lo mío ya no tiene arreglo, es mas bien una obra de restauración e ingeniería colocar cada cosa en su sitio.

Me embutí -literalmente- en los vaqueros y un cinturón bien ajustado a la cintura recolocó mi culo donde debía estar. Con mas pereza que ganas me puse el sujetador, la camiseta, el jersey... y habría continuado añadiendo capas hasta parecer un muñeco de nieve hermoso y redondo. 

Un lavado intenso de dientes y cara... un buen repello de crema hidratante, me peino las cejas para no parecer Jack Nicholson en El resplandor y me pinto los labios. Recoloco los cuatro pelos en guerrillas y ya estoy lista!!!

El chaquetón!!! porque si hay algo que no tolero es el frio... el bolso, las llaves  y el carro de la compra. Ahora si, a la calle.

Como tantas veces fui al mercado que últimamente con la apertura de tanto supermercado ha ido cada vez a menos. Pero yo soy una clásica. Me gusta comprar el pescado en la pescadería, la carne en la carnicería y la fruta en el puesto del mercado. A los supermercados les dejo los productos de limpieza, aseo personal y otras cosas que no encontraría en los comercios anteriores.

Fue para mi una sorpresa ver que han abierto un puesto nuevo donde antes cerraron el de los congelados, así que no puede por menos que acercarme a saludar, darles la bienvenida al barrio y hacer un par de compras.

Sinceramente por unos minutos tuve una sensación de "infidelidad" hacia mi frutería habitual. Tanto es así que no me lleve todo lo que necesitaba con idea de volver hoy y comprar alguna que otra cosa a mi tienda de costumbre. Los nuevos propietarios son gente amable y emprendedora y aquí hay vecinos suficientes para ambos puestos. Espero que poco a poco abran  mas puestos y el mercado retome el bullicio de antaño.

Unas tiendas después y con el carro a rebosar, pasé  frente a la oficina del Ayuntamiento, distante, pues por la calle  no llevo puesta la mascarilla y procuro no acercarme a nadie mas de lo necesario.  Un Policía local ayudaba un par de usuarios a comprobar sus citas, y casi instintivamente solté un "¡Buenos días!!"  Normalmente nadie responde.... aunque yo no me rindo... Esta vez, el policía levantó la vista y me dijo  "¡ACABAS DE ALEGRAR LA CALLE!!".    

 Es tan inusual que la gente responda hoy día y encima que te diga algo así... que continúe mi camino a casa barruntándolo  e incluso preguntándome si se refería a mi. Tenia que ser, pues no había nadie mas.

El subidón me duro todo el día y aun  hoy, recién levantada lo primero que he pensado es    "a ver.... que calle voy a alegrar hoy".  😄

 Si pudiera regresar en el tiempo le diría: TU SI QUE ME HAS ALEGRADO EL DIA, BONICO!!!

Y es que no nos paramos a pensar en la fuerza de las palabras, la importancia de un gesto amable y desinteresado. Algo gratuito y a la vez tan gratificante.

Pruébalo!!!  Saluda a tus vecinos, haz un comentario amable sobre lo bonito que esta el comercio, o sobre el olor a pan que  te ha traído hasta la puerta de la panadería, o simplemente da los buenos días con la mejor de tus sonrisas!!!

Todos podemos ser "Alegra Calles".






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